Nos sentamos con varios refugiados y aprendimos sobre sus conmovedoras historias.

Sabíamos que muchas personas temen que los refugiados sean inmigrantes peligrosos, probablemente huyendo de crímenes cometidos en sus países de origen. Por eso, escribimos tres historias cortas que narraban algunas de las experiencias más recurrentes que habíamos escuchado, y decidimos utilizar dibujos animados inofensivos para atraer a la gente.

Cerramos con los rostros de los refugiados cuya imagen podíamos compartir, personas del mismo país en el que tuvo lugar la historia.